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DIARIO REFLEXIVO

UNIDAD 1: LA EDUCACIÓN, FENÓMENO HUMANO.

 

Como hemos dicho en el título del tema, la educación es principalmente un fenómeno humano, en que se intenta transmitir a los jóvenes una serie de conocimientos adquiridos a lo largo de generaciones puesto que para vivir en  sociedad es necesario que el nuevo miembro conozca la realidad que le rodea, y para ello, los adultos han desarrollado una capacidad para enseñar a los demás.

 

Esta transmisión de conocimientos se ha repetido a lo largo de la historia, y sobre todo a través de un organismo fundamental para este propósito como es la escuela.

 

La escuela, como toda entidad en esta sociedad, se encuentra en un periodo de cambio y transformación, donde los antiguos métodos tradicionales se encuentran obsoletos ante una sociedad en la que se están desarrollando nuevas formas de relacionarse con el conocimiento. El cambio de soportes exige cambios de mentalidad con nuevas destrezas, y por lo tanto se necesita una reestructuración de lo que ya se tiene.

 

Pero ¿con qué nos encontramos realmente en las aulas? Pues nos encontramos que en la mayoría de las aulas, el aprendizaje se sigue basando en la reproducción y en la copia, donde el alumno es un agente pasivo en la clase, donde no se le permite participar en la toma de decisiones, donde no hay un espacio para la coordinación entre el aprendizaje espontáneo, experimental, se les trasmite hechos muy fijos y definitivos, y sobre todo no se tiene en cuenta sus necesidades, La educación está más orientada hacia la acumulación de saberes, pero se olvida el requisito fundamental que es la de orientar y preparar a los alumnos para la vida en sociedad.

 

Estos métodos tradicionales ya no son útiles para los nuevos problemas culturales, y para ello es necesario que se produzca un cambio conceptual que provoque un cambio de percepciones sobre la función de la escuela. Pero, ¿realmente se está produciendo este cambio conceptual? ¿Por qué nos encontramos tanta resistencia ante el cambio?

Posiblemente este problema está producido por un cierto ambiente de incertidumbre, lo que produce un cierto miedo ante el cambio. La mayoría de los profesores estamos impregnados de una serie de creencias que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra experiencia estudiantil, que hemos ido aceptando y asumiendo, de manera que las reproducimos en nuestra actividad, puesto que es el modelo que hemos vivido. Todas éstas creencias las empleamos, muchas veces de manera inconsciente, pero ya forman parte de nuestro currículo implícito, que se suele desarrollar en más ocasiones que el currículo explícito.

Todas estas teorías implícitas son muy difíciles de cambiar, puesto que están muy asumidas, y son socialmente aceptadas, lo que provoca que el cambio conceptual sea muy dificultoso de desarrollar.

 

Además, se están desarrollando nuevas formas de enseñar y aprender, que son contrarias a estas teorías, por lo que suponen una ruptura total. De hay que el campo teórico avance más rápido que su aplicación en el aula.

 

Estas nuevas formas, exigen además, la elaboración de nuevas capacidades, y de nuevas estrategias que se adapten a la nueva sociedad en la que estamos inversos. Para poder enseñar es necesario que sepamos que es lo que sabemos, pero lo que aún es más importante, debemos ser capaz de ponernos en el lugar de otro, saber en que estado mental se encuentra el que aprende, con el fin de poder atender a sus necesidades y adaptarnos a ellas. Además debemos de ser conscientes de propios procesos de aprendizajes, puesto que no todos aprendemos de igual manera, ni todos tenemos los mismos conocimientos sobre el mismo tema. De esta manera, podremos ir construyendo, de manera paulatina e intencional, los conocimientos, y lo que es más importante, los propios alumnos irán elaborando su propios conocimientos.

 

Esta es otra de las nuevas capacidades necesarias para la nueva sociedad, que consiste en un efecto engranaje, donde el alumno se convierte en un agente activo en la construcción de su propio conocimiento, con la capacidad aprender de manera más autónoma, y donde el profesor tenga la función de guiar el proceso, y de enseñar al alumno a selección y a ser crítico de lo que observan. El alumno aprende a tomar decisiones, a resolver problemas, a cooperar,… y por lo tanto a vivir en sociedad, puesto que el aula se convierte en un espacio de experimentación donde no se sustituyen las ideas previas de los alumnos, sino que se reestructuran y por lo tanto, se produce un proceso de interiorización de saberes.

 

Pero, como hemos dicho anteriormente, nos encontramos ante una resistencia al cambio, y una inadaptación por parte de la escuela ante las nuevas exigencias, por lo que se siguen reproduciendo las mismas teorías y creencias implícitas. Se necesita para producir esta ruptura un duro proceso de concienciación, que debe empezar desde la educación inicial y extenderse en la educación permanente del profesorado ,y todo esto  requiere de un gran esfuerzo por parte de todos, y una perdida del miedo ante la innovación y el cambio, puesto que toda mejora al principio es dificultosa , pero nos puede ayudar a educar a nuevos ciudadanos, mejor preparados ante las nuevas exigencias de la nueva sociedad de la información , más críticos y  selectivos, donde se tengan en cuenta sus necesidades y dificultades y donde la escuela realmente sea un vehículo hacia el conocimiento.

1 comentario

Sol -

De acuerdo, Sara. Has hecho un buen repaso teórico, y comprendido todas las aportaciones que nuestros referentes: Bruner, Pozo,... Ahora nos toca lo más difícil, sí, según también nos enseñan ellos: llevar a la práctica lo aprendido. Intenta, en una próxima reflexión, "encarnar" más la teoría...